Tuesday, April 19, 2005

Cumpleaños, danza árabe y otras yerbas

Hace tiempo que no escribo. Lo sé y pido las disculpas respectivas, a todos quienes han quedado con las ganas de reírse de mis aventuras. ¿La razón? Sólo que mi vida ha sido la fomedad absoluta, sin nada que contar en las lides amorosas. Estoy pensando seriamente en hacerme el sahumerio que la Xime me tiene prometido hace tiempo, para ver si logro ahuyentar esta racha de soledad que ya me tiene un poco aburrida.
Sin embargo, pensé que cumplir 25 años era un momento digno de escribirse, aunque la verdad, me siento igualita a tres días antes, cuando aún lucía mis lozanos 24. Por más que mi familia y mis amigos me metieron cuco con muchas cosas, desde que estaba ad portas de la soltería condenatoria hasta que no iba ni a saber cuando estuviera apagando 30 velitas en la torta, siento que las cosas en mi vida han ido al revés, de atrás para adelante, y que cada año que pasa me siento mejor conmigo misma.
A este sentimiento hay que agregar que hace dos semanas estoy en unas clases de danza árabe que me tienen chocha, sobre todo después de mis terroríficas experiencias con el gimnasio y la famosa hidrogimnasia. La verdad, me falta mucho para bailar como en las películas, porque ustedes saben que no soy precisamente “Miss Coordinación”, pero de a poco he ido aprendiendo a mover cosas de mi cuerpo que ni siquiera sabía que se movían…Me creo tan la muerte que lueguito voy a ofrecerme cual odalisca para animar cumpleaños y otras cosas…saaaaaaaaaaa!!!!
Y menos mal que me metí a esta cuestión, porque alguna que otra caloría me quemará…¡¡Por Dios que necesito quemar calorías, después de haberme celebrado los 25 con tres tortas y tres celebraciones con diversos amigos y familiares!!! Yo creo que entre la torta de turrón nuez, la de chocolate manjar y la de panqueque de naranja, por lo menos subí unos cinco kilos, cual Vicky de La Granja.
Todos quedaron felices con mi cumpleaños. Sobre todo por la cantidad de comida que había en esa cuestión, porque mi santa madre se volvió loquita trayéndome cosas desde el campo. Había tres variedades de queso, unas aceitunas de aspecto raro pero deliciosas, salame y carne mechada a granel, mani, torta y tragos para tirar para arriba. Sólo faltaba el cordero a la parrilla para que la cuestión fuera una genuina celebración campestre.
A los que ya se le hizo agua la boca, les cuento que tienen que esperar hasta el próximo 16 de abril para probar los manjares de la Pancha.