Tuesday, March 08, 2005

El regreso de Mister Miércoles: Segunda parte y final

Hay momentos en la vida en donde da la sensación de que estamos volviendo a vivir parte del pasado, como si a Dios se le antojara apretar “stop” y comenzara a rebobinar tu historia.
Algo así me pasó el otro día, al volver a encontrarme con Mister Miércoles. El escenario era un carrete en la casa de una amiga, donde fui con la idea de que era casi un pijama party femenino, con piscina y caipiriña, algo bien tropical, pero sólo mujeres al fin. A última hora, llega nada más ni nada menos que Mister Miércoles con un amigo.
Verlo significó un retorcijón de guata instantáneo, sumado al hecho de que no era miércoles ni por asomo. Pero, digna como soy, me hice la que no pasaba absolutamente nada en mi corazoncito.
En detrimento de mi dignidad, he de confesar que la parada me duró lo que dura un vaso de pisco sour y uno de caipiriña (menos mal que no acepté tomar golpeado porque no sé adónde hubiese llegado), porque al rato figurábamos cual pareja, abrazados y tomados de la mano, diciendo frases tales como “Te extrañé” y cosas parecidas.
Después del reencuentro, me hice el firme propósito de no buscarlo, me amarré las manos con cinta adhesiva para no llamarlo por teléfono, y me resigné a que no lo volvería a ver jamás. Claro que ese jamás fue bastante corto, porque el lunes siguiente recibo una llamada de él diciéndome que quería ir a verme.
¿Qué habría dicho una mujer orgullosa y totalmente digna? Obviamente, se hace de rogar un poco, atrasando el día del encuentro con cualquier motivo mentiroso. ¿Qué hizo la Pancha? Obviamente, se me atragantaron las palabras para decirle que lo esperaba en 10 minutos...y eso que era lunes. Y así fue como Mister Miércoles pasó a ser Mister Lunes.
Yo creo que una de las principales razones para haber recaído con este individuo es que nunca hubo un punto final para nuestra pseudo relación de día miércoles. No sé si se acuerdan, pero él desapareció después de decirme que podríamos intentar ser una relación normal (es decir, vernos fuera de las cuatro paredes de mi casa y en los demás días de la semana), por lo que nunca hubo una conversación que pusiera un fin oficial a ese “algo” que había entre nosotros.
Esa vez, fui yo la que exigía un poco de consideración. Esta vez, fue él quien comenzó a complicarse por mí. Y después de dos lunes de pasión y locura, tuvimos “la conversación”. En resumen, él no quiere nada serio, yo le gusto pero nunca tanto como para jugársela por mí, y se siente culpable cada vez que se va de mi casa sabiendo que tarde o temprano yo le iba a exigir lo que no podía darme, o sea, una relación como la gente. Por mi parte, en estos minutos no tengo idea de lo que quiero, sobre todo después del fin de mi última relación, pero si de algo estoy segura es de que más temprano que tarde me voy a terminar enganchando con él si sigue en sus esporádicas visitas de día lunes. El acuerdo fue no vernos más, o hasta que él decida tomarse en serio su vida. Si me lo preguntan, una sabia solución, puesto que simplemente amigos no podemos ser con esa fuerte atracción de por medio.
Ese fue el fin del capítulo Mister Miércoles, Lunes, o lo que sea. Eso sí, y debo contarles, no sin una apasionante despedida.

No comments: