Wednesday, March 15, 2006

Fantasma

La tenue luz de la luna se cuela por el visillo de la ventana. Un solo rayo, sigiloso, avanza por las blancas mantas que cubren mi cama, cuidando de no ser visto, de no ser notado, no antes de alcanzar mi rostro dormido. Su contacto me espanta en un principio, y abro los ojos temiendo que sea un intruso el que turba mi sueño. Pero, ¿Qué sueño, si desde que tú te has ido sólo duermo a saltos, a ratos, deseando con desesperación encontrarte escondido en alguna habitación onírica, en alguna de mis incontables y disgregadas ensoñaciones? Pero no estás en ninguna parte, ni siquiera en la profundidad de los mares ni en la inmensidad de los desiertos, ni en todos los extraños personajes que pueblan mi mundo nocturno. Desde que tú te has ido, vivo en un pasadizo eterno de recuerdos y fantasmas, en un espacio plagado de tu aroma, de tu presencia, de tu sabor tan parecido al de un trozo de chocolate derritiéndose lentamente en mi boca. Nuestra historia se presenta ante mis ojos, abofeteándome con fuerza en cada paso. Veo el preciso instante en que descubrí tus enormes ojos negros, brillando como dos luceros en mitad de la noche; observo desde una delgada celosía nuestro primer beso, silencioso pacto que nos uniría para siempre; presencio como una autómata el minuto mismo en que me tomaste entre tus brazos y juraste que jamás me dejarías. Tu recuerdo me duele, me hiere a cada instante, como miles de pequeñas dagas que se hunden en mi carne, como una constante y lenta tortura infligida por verdugos silenciosos. Pero es un dolor buscado, querido, amado. Este dolor, que emana desde mis mismos huesos, desde la sangre que corre por mis venas, desde lo más profundo de mi ser, es lo único que queda de ti, tu último recuerdo, el reducto de un gran amor que se fue para siempre. ¿Y qué más tengo yo que no sea ese dolor, si al fugarte ese día maldito, sin saber, te llevaste mi alma? Me despojaste de todo, dejándome indefensa, herida, desnuda en la oscuridad, sin más consuelo que la esperanza de un regreso que nunca fue. Ahora sólo me queda la soledad, el dolor, el sentimiento de vacío. La tenue sombra de lo que fue nuestro y ahora es sólo mío.

3 comments:

Anonymous said...

Triste!!!! muy triste, me dió un escalofrio.
Busqué tu blog.. esperando encontrar alguna divertida aventura de mi amiga Pancha... y ...la encontré desolada...Triste!!
besitos..
Rebeca

Jorge A. Gómez Arismendi said...

En otro blog leí algo similar, pero no hablaban de un fantasma, sino que de un zombie, un amor ya muerto que se negaba sin embargo a morir...que se aparecía desde el más allá a alterar todo.
Saludos

Anonymous said...

holaaa, no recuerdo si lo comente pero me parece q deberias escribir algo mas formal, sino mas seguido,son realmente entretenidos tus relatos, este me dejo con un poco de pena, pero me gusto mucho
saludos
Yo