Thursday, May 18, 2006

Cocinando con Pancha y Andrea

La semana pasada, mi amiga Andrea, quien siempre anda buscando cosas diferentes y entretenidas para salir de la rutina, me mandó un dato de unas clases de cocina, y me propuso que fuéramos precisamente para cachar cómo eran y aprender a hacer cosas ricas en la casa.
Nos inscribimos, pagamos y ayer después de las oficinas, nos dirigimos al famoso instituto de cocina. En la mañana, me había puesto la ropa más cómoda del clóset y no la más bonita, porque si íbamos a aprender a hacer masa de hoja, lo más probable es que terminara enharinada de los pies a la cabeza, con huevo, margarina y crema pastelera hasta las pestañas.
Para variar, llegué atrasada, y cuál no sería mi sorpresa cuando veo una sala no más grande que la mitad de mi oficina, con una señora extremadamente cuica cocinando la famosa masa de hoja y todas las alumnas sentadas, anotando en una hoja los pasos para aprender a hacerlo en la casa.
¡¡Puta, pero pa eso nos juntamos en mi casa y vemos Casa Club TV!! Era como estar viendo “Cocinando con Mónica”, pero en vez de estar en la casa viendo tele, estábamos en el estudio.
Ni una sola posibilidad de meter las manos en la masa, rodeadas de señoras amas de casa, de esas que realmente tienen dos horas disponibles para hacer la famosa masa de hoja, y con unas cuantas que hacían exactamente las mismas preguntas que estaban en la hojita de la receta…¿Cuántos gramos de mantequilla son? Ahhh, ¿Y cuándo se le echa el harina? Sí, es que fíjese que cuando hice la clase de rosca, de chocolate y de tortas, no lo hacíamos así…
Mientras tanto, la señora cuica, que por supuesto no desperdiciaba absolutamente nada, y que era capaz de amasar tres kilos de harina sin que se le manchara el impecable delantal negro y además, sin sacarse los dos kilos de oro que tenía entre anillos y pulseras, hacía maravillas con la masa de hojas. En tres horas de clase, hizo la masa, preparó un kuchen, unas tartaletas, palmeritas dules, cachitos con manjar y empanadas de queso, mientras nosotras, que no habíamos comido nada desde la hora de almuerzo, rezábamos porque nos regalaran alguna de esas exquisiteces.
Y eran ataques de risa con la Andrea, como esas alumnas desordenadas en la sala de clases. Nos imaginábamos haciendo lo mismo en la casa y es obvio que la masa se nos iba a quebrar, que jamás en la vida el merengue nos iba a quedar duro y que además, hay que gastar un saco de plata para hacer la famosa receta. Porque además de los ingredientes especiales (hasta la margarina hay que comprarla en tiendas especializadas: curiosamente la señora gourmet tiene una), había que tener un termómetro especial de cocina, moldes de tartaletas, de cachitos, de galletas, de kuchen, etc, un soplete (escucharon bien) de cocina para quemar el merengue y un montón de cosas adicionales para lograr lo mismo.
Cuando por fin las cosas estuvieron fuera del horno, nos empezaron a repartir unas bandejitas con una tartaleta, un cachito, una palmerita y un pedazo de kuchen, bandeja que con la Andrea nos devoramos como ogros hambrientos, además, pensando en que con lo que habíamos pagado podríamos haber tenido una opípara cena en cualquier restorán. ¡¡Había que aprovechar!!
Lo más chistoso fue que cuando nos comimos las cosas, descubrimos que la masa de hoja no nos gustaba tanto, y que preferíamos la típica masa de galleta para las tartaletas y cosas dulces…jajajjaja
Claro que después nos miramos y nos cagamos de la risa, porque todas las demás alumnas tenían sus bandejitas intactas, o a lo más, se habían comido uno de los pastelitos.
Y nos volvimos a la casa, super desilusionadas con la clase, aunque nos prometimos que un día nos íbamos a juntar para hacer la famosa receta. Un poco avergonzadas también, porque les habíamos prometido a nuestros familiares y compañeros de oficina que les íbamos a llevar las cosas ricas que habíamos cocinado….¡¡¡¡En tu mente!!!!

1 comment:

Anonymous said...

Aquí la Andrea.. esto sirve de lecion pa no pagar nunca ams un curso de cocina por una tarde.. Termino siendo un " cachito", en terminos culinarios..