Thursday, March 23, 2006

Jotes...

¿Se han dado cuenta de que sólo basta emparejarse con alguien, para que de un minuto a otro aparezcan los jotes como abejas a la miel? Bastó sólo que comenzara a salir con Rolando para que aparecieran los hombres más insólitos a mi vida.
Según mis amigos, tiene que ver con un cambio de actitud, eso de andar contenta y sonriente porque sabes que alguien te extraña y espera verte en un par de horas. Será que uno se siente verdaderamente linda, mucho más que todas las veces que te lo repetiste ante el espejo para autoconvencerte…será que ni una hecatombe nuclear puede sacarte la sonrisa de la cara, aún cuando te hablen de la matanza de los pobres perritos inocentes en la plaza de la Constitución.
Sin embargo, creo que también tiene que ver con el más básico de los instintos animales, el cual se manifiesta a través del deseo irresistible de competir por alguien, como los machos de una manada que se dan de coces y patadas por conseguir a la veintiúnica hembra.
Cuál no sería mi sorpresa cuando la semana pasada, Mr. Miércoles me invitó a salir. Quería reservar justamente ese día para salir a tomarnos un trago, tal vez ir al cine o ir a bailar. Tuve que leer su mensaje como 3 veces antes de caer en la cuenta, porque no acababa de creer que el mismo hombre con el que nos vimos por dos meses los puros miércoles, y con el que no salimos ni para los temblores de las cuatro paredes de mi casa, estuviera invitándome a salir. Pensé en la cámara indiscreta, o en que alguien había suplantado su identidad a través de internet.
No gracias, por ahora paso, fue la respuesta definitiva, aún un poco shockeada con la invitación…hasta que en la misma semana, una amiga me contó que uno de sus amigos había quedado prendado de mi belleza y simpatía, y lamentaba no haberme conocido unos días antes que Rolando; y otro amigo, en el mismo lapso de tiempo, me comentó que justamente me iba a invitar a salir. Ah! Me olvidaba del chico del quiosco en las mañanas, quien me coquetea todo el rato mientras busca los diarios que le pido.
Y yo, muerta de la risa. O sea, ayúdenme a entender al sexo masculino, porque he estado por alrededor de tres años en el mercado de los solteros, haciendo marketing extensivo e intensivo, rediseñando el producto con dietas y ejercicios, dando giras por Chile y Europa, y a punto estuve de contratar a un compañero de alquiler para el matrimonio de la Jose, cuando ahora aparecen más hombres de los que puedo manejar.
Sin embargo, ya hice mi elección. Por ahora me quedaré con Rolando, sabiendo como que me llamo Francisca que el día en que me falle, o decida terminar con él, o me pateen, de nuevo el producto Pancha habrá pasado de moda…Y así no más es la vida!

Wednesday, March 15, 2006

Fantasma

La tenue luz de la luna se cuela por el visillo de la ventana. Un solo rayo, sigiloso, avanza por las blancas mantas que cubren mi cama, cuidando de no ser visto, de no ser notado, no antes de alcanzar mi rostro dormido. Su contacto me espanta en un principio, y abro los ojos temiendo que sea un intruso el que turba mi sueño. Pero, ¿Qué sueño, si desde que tú te has ido sólo duermo a saltos, a ratos, deseando con desesperación encontrarte escondido en alguna habitación onírica, en alguna de mis incontables y disgregadas ensoñaciones? Pero no estás en ninguna parte, ni siquiera en la profundidad de los mares ni en la inmensidad de los desiertos, ni en todos los extraños personajes que pueblan mi mundo nocturno. Desde que tú te has ido, vivo en un pasadizo eterno de recuerdos y fantasmas, en un espacio plagado de tu aroma, de tu presencia, de tu sabor tan parecido al de un trozo de chocolate derritiéndose lentamente en mi boca. Nuestra historia se presenta ante mis ojos, abofeteándome con fuerza en cada paso. Veo el preciso instante en que descubrí tus enormes ojos negros, brillando como dos luceros en mitad de la noche; observo desde una delgada celosía nuestro primer beso, silencioso pacto que nos uniría para siempre; presencio como una autómata el minuto mismo en que me tomaste entre tus brazos y juraste que jamás me dejarías. Tu recuerdo me duele, me hiere a cada instante, como miles de pequeñas dagas que se hunden en mi carne, como una constante y lenta tortura infligida por verdugos silenciosos. Pero es un dolor buscado, querido, amado. Este dolor, que emana desde mis mismos huesos, desde la sangre que corre por mis venas, desde lo más profundo de mi ser, es lo único que queda de ti, tu último recuerdo, el reducto de un gran amor que se fue para siempre. ¿Y qué más tengo yo que no sea ese dolor, si al fugarte ese día maldito, sin saber, te llevaste mi alma? Me despojaste de todo, dejándome indefensa, herida, desnuda en la oscuridad, sin más consuelo que la esperanza de un regreso que nunca fue. Ahora sólo me queda la soledad, el dolor, el sentimiento de vacío. La tenue sombra de lo que fue nuestro y ahora es sólo mío.

Tuesday, March 14, 2006

Diagnóstico: Rolitis Aguda

¿Han pasado un momento más terriblemente incertidumbroso que el encuentro posterior al primer beso? Es esa tierra de nadie, ese periodo de tiempo en que te pareciera que ni Dios mismo sabe lo que va a pasar.
Sé que en estos momentos todos se están comiendo las uñas por saber quién es el culpable de tamaña inquietud para la Pancha, excepto, por supuesto los que ya conocen la historia. Bueno, y también aclarar que la incertidumbre ya pasó: ayer fui a verlo y me recibió con un abrazo y un beso de película.
Aquí, un resumen.
El día de la inauguración de mi departamento, evento social que por cierto fue todo un éxito, con alrededor de 30 personas metidas hasta por debajo de las plantas, llegó por esas casualidades de la vida el Lolo. Compañero de universidad de la Paulina, quien lo invitó con otros amigos más. Y la verdad, yo que parecía novia, picoteando de aquí para allá con mis amigas de danza, de la infancia, del colegio y de la fatalidad, no lo pesqué ni en bajada, salvo cuando debía pasar por encima de él para entrar y salir de mi pieza.
Fue al final del evento cuando este hombre pasó a ser el protagonista, porque con una voluntad de oro (y según mis amigos con oscuras intenciones de acumular puntaje para el futuro), se ofreció para ayudarme a lavar, secar y guardar toda la loza acumulada.
Y he de contarles que a mí me matan ese tipo de cosas, de hombres amables y serviciales que te entienden tanto como para ayudarte con el aseo…además, yo mal lo ingenua que soy, así que me compro esas paradas enteritas…hasta con espinas!!!
Eso fue un viernes, y ya el miércoles se había conseguido mi teléfono para invitarme a salir; luego me invitó al cumpleaños de una amiga; y luego me fui a Viña a pasar el fin de semana con unos amigos, dejándolo solito, solito.
En una frase: me encanta. Sin embargo, y tomando en cuenta la hilera de experiencias anteriores (léase Mr. Miércoles, Antonio, Felipe, etc, etc) debo decir que tengo un poquito de miedo. Recordemos, por ejemplo, el caso de Felipe, quien luego de presentarme a todos sus amigos y jurarme que nunca había conocido alguien como yo, me dejó abandonada a las tres semanas; o a Mr. Miércoles, individuo a quien le bastaba una sola dosis de Pancha una vez a la semana.
Por lo mismo, ahora estoy tratando (conste que digo tratando, para las desconfiadas que saben cómo soy) de ir despacito por las piedras, de conocerlo más antes de seguir involucrando mis sentimientos. Hasta ahora, a menos de dos semanas de conocernos, hemos salido 4 veces, me ha presentado a al menos 6 amigos, ya tomé once con la próxima mother in law y hemos visto una película…Para los curiosos, de sexo, nada de nada.
Además, confieso que le tengo un poco de miedo a su humanidad. Un hombre de casi dos metros, deportista a mango y con unos bíceps del tamaño de mi tronco no es menor…La verdad es que andando al lado de él parezco un llavero.
Y bueno, espero que todos los que me posteen esta vez me den puras buenas vibras con este individuo y bue…si las cosas no resultan, me tendrán que prestar su hombro hasta que vuelva a encontrar otro que me quite el sueño!!!

Monday, March 06, 2006

Rapunzel….o el mundo paralelo de Pancha

Justamente el sábado mis amigos, en un agradable asado cumpleañero con piscina y una vegetación exuberante, se estaban riendo de mis aventuras, diciendo que pareciera que yo viviera en un mundo paralelo, donde hasta la más mínima cosa cotidiana se puede transformar en un deporte aventura de altísimo riesgo…
Y bueno, por esas cosas de la vida, ayer lo comprobé. Para los que en este minuto se encuentren en una importante reunión de oficina y por razones de fuerza mayor no puedan reírse a carcajadas, aconsejo dejar esta historia para más adelante, tal vez para la hora de almuerzo o de vuelta a casa.
Ya estando advertidos, les contaré. Ayer fue un domingo como todos. Lavé la ropa acumulada de la semana, hice aseo con pasión, y finalmente comencé a ordenar el clóset de mi pieza, pues estaba tan repleto que temía morir aplastada cuando lo abriera para vestirme.
En eso estaba cuando siento una corriente de aire desde la ventana abierta, seguida de un tremendo portazo. La puerta de la pieza se me cerró de un golpe, quedándome encerrada en mi propia pieza y con las llaves del departamento y el celular cómodamente instalados en mi cartera, la cual estaba en el living, completamente fuera de mi alcance.
Traté de abrir la puerta con fuerza bruta al principio, cada vez con menos fuerza y más desesperación. Luego, probé la persuasión, rogándole a la puertecita linda que por favor se abriera; más tarde recurrí a Dios, a una lima de uñas y a un cortacartón, herramientas que quedaron absolutamente inutilizadas en mis inútiles intentos de abrir, mientras yo gritaba, lloraba y pataleaba en la más indigna de mis posiciones.
No me preocupaba tanto quedarme en mi pieza, sino que mi familia, mis compañeras de trabajo y mis amigos comenzarían a llamar por teléfono y yo iba a ser incapaz de contestarles. Obviamente, pensarían lo peor, que yo estaba desmayada en el baño o me había muerto en el sueño.
Cuando descubrí que, cual preso en la cárcel tratando de abrir un túnel con una cuchara, iba a salir de la pieza al día del juicio final, y cuando estaba resignada a pasar el día entero y el lunes completo encerrada en mi pieza (recuerden que mi celular estaba afuera y mi única esperanza residía en Rodrigo, mi amigo arrendatario que iba a volver el lunes a las seis de la tarde de Rancagua), decidí salir por la ventana y pedir auxilio a gritos.
Imagínenme, cual Rapunzel encerrada en un castillo, pidiendo algún príncipe azul que me fuera a rescatar!!! Y justo, para mi buena suerte, en el edificio del lado, hay un departamento en el cuarto piso cuyo balcón se ve justo de la ventana de mi pieza. Y con mis gritos desesperados, combinados con mis lágrimas, aparece un vecino. ¡Y qué vecino! El tremendo mino, 28, 29 años, quien escuchaba mi triste situación cagado de la risa. La wea era un verdadero show, porque de a poco empezaron a aparecer más vecinos, cual de todos más ricos, preguntándome cuáles eran mis opciones de salir.
- Pareces una princesa atrapada en una torre, como Rapunzel….
- Ya sé! Instalemos un Canopy que conecte los dos departamentos…
- A ver, pon cara de auxilio, para sacarte una foto…
O sea, era el hazmerreír del vecindario, puesto que después apareció el conserje, mientras dos de los tres “vecinitos” iban a buscar a un cerrajero al Líder. El tercero, super amoroso, se quedó sentado en la ventana conversando conmigo, así que me enteré de toda su vida.
Finalmente, y con tanta buena voluntad, el conserje abrió la puerta (la hizo cagar), detrasito llegó el cerrajero y me arregló la puerta de la pieza para que no se cerrara más, y más atrás llegaron mis tres vecinitos ricos con unas latas de cerveza para celebrar mi libertad.
Y como no hay mal que por bien no venga, terminé la tarde tomando cerveza y conversando con mis flamantes vecinos Nicolás, Cristián y Álvaro (los tres arriendan juntos el departamento vecino), con un teléfono más en mi celular, y enamorada, por supuesto, de los tres príncipes azules que fueron a mi rescate.
Como para contarle a los nietos…no¿?