Thursday, February 14, 2008

De amores


Nuevamente nos invaden los cupidos a poto pelado repartiendo flechas, los corazones, el Publimetro rosado y las canciones de amor, recordándonos que nuevamente es San Valentín.

Emulando a Claudia Aldana, quise hacer un resumen de las mejores historias de amor que he escuchado o vivido.


El amor eterno


Son esos amores eternos, esas parejas que se descubrieron un día y no se separaron nunca más. O si lo hicieron, sólo fue para volver después de un tiempo, seguros de que estaban destinados a una vida juntos. Ejemplos sobran en la literatura universal: son los Romeo y Julieta, los Beren y Luthien, los Gracia y Gabriel, Yo conozco una pareja así. De hecho, puedo decir orgullosamente que fui la celestina y amiga privilegiada de los protagonistas de esta historia, y fue en mi casa (un 14 de febrero de hecho) donde todo comenzó. 12 años después, con la universidad, un viaje de él al extranjero que se prolongó por más de seis meses, el trabajo y más de 400 kilómetros de distancia en medio, ese amor aún sigue vivo, y ellos, siguen tan enamorados como siempre. Ángel y María Eugenia, ustedes son mi ejemplo de un amor puro, de esos que superan los obstáculos más inimaginables.


Otra compañera de colegio siempre estuvo enamorada de un niño mucho mayor que nosotras. Pero les digo, ella rallaba la papa con él desde séptimo básico. Claro que después creció, estudió párvulos, tuvo otros pololos, pero siempre tuvo en el fondo del corazón ese reducto para él. Hasta que por las vueltas de la vida se volvieron a encontrar, y resulta que se enamoraron hasta las patas. Hoy, ella está esperando al primer hijo de esa relación.


Claro que no todo es perfecto. Hay ocasiones donde hay parejas que llevan 10, 11 y hasta 15 años pololeando, se separan y luego se casan con el/la primera que se les cruza en el camino. Le pasó a una amiga, que después de pololear desde los 17 a los 28 años con el mismo individuo, terminó con él y en menos de un año ya estaba viviendo con otro y planificando su matrimonio. Apuesto que conocen algún caso así.


El amor disparejo


40 y 20. La bella y la bestia. Mis papás, por ejemplo, tienen 17 años de diferencia. Imagínense que cuando se estaban casando, mi mamá aún no cumplía los 18 y mi papá ya pasaba de los 35, con un matrimonio y cuatro hijas a su haber. Como era de esperar, nadie aprobaba ese matrimonio, y no se daba un peso por su perpetuación. Sin embargo, ahí los tienen, más de 30 años después. Tengo otro caso muy similar con una compañera de oficina. Y obviamente que metí las patas, porque me mostró una foto de su marido y su hija y yo por supuesto pregunté ¿Y ese es el abuelo? Oh my god!!!


¿La Bella y la Bestia? Ejemplos sobran y es por eso que yo le diría a Edmundo, el futbolista de "Amor ciego", que aún hay esperanzas. Muchas veces me ha tocado ver parejas muy distintas en la calle, en el metro, en la universidad, y la eterna pregunta es ¿Qué mierda le verá a él/ella? Seguro la billetera..., cuando la verdad es que la parte física es sólo la punta del iceberg en una relación.


El amor loco


Tengo una amiga que estaba sufriendo mucho con la ruptura con el supuesto hombre de su vida. Y como le aconsejaron que se despejara, y saliera con las amigas para disipar la pena, se encontró coqueteando con un gringo. Sólo por el fin de semana, eso sí, dado que el lunes el regresaba a Alemania para no volver más a Chile. Pero pasó que, en un sólo fin de semana, él se enamoró perdidamente, mi amiga se enamoró perdidamente y no tuvieron más remedio que volverse a encontrar. Él cruzó el charco, ella cruzó el charco, hasta que al final, él tomo sus camas y petacas y se vino a estudiar al fin del mundo. Ahora, viven juntos, y están definiendo si viven aquí o allá.


Otra amiga encontró el amor de sorpresa, cuando ya había tirado la toalla en lo que a hombres se refiere. Le ofrecieron un trabajo en un pueblo chico- chico donde sólo hay una calle y donde el que no es huaso bruto bruto bruto es gay. Sin ninguna esperanza amorosa, pero con un mejor sueldo, decidió autoenterrarse por un par de años, para poder algún día regresar a la urbe. Pero como son las cosas de la vida, he ahí que en uno de esos asados se encontró con unos ojos que le quitaron el aliento, y ahí está, feliz como una perdiz, planificando quedarse para siempre en el pueblo de una sola calle.


El amor perseverante


El el típico caso de "amor crónico", ese donde él o ella se resisten a abandonar la batalla por la persona que quieren, pese a todo y a todas. El discurso es "No importa que él/ella me haya pateado, ni que ande con otro/a, ni que me corte el teléfono y me mande a la punta del cerro, pues yo lo/la amo y no me resigno a perderlo/a".


Conozco un caso así, bastante cercano también, donde una amiga mía terminó con el pololo despúés de más de cuatro años de pololeo. Por dos años, ella se olvidó de su existencia. Tuvo varios romances, salió a todas partes, se cambió de ciudad y comenzó a trabajar, mientras él esperaba pacientemente el momento para volver al ataque, pues al principio utilizó una estrategia de arrastrado, arrastrado, que lo único que consiguió fue que lo mandaran con viento fresco de donde había venido. Sin embargo, cuando supo que estaba más tranquila, la empezó a llamar en son de amigo, empezó a visitarla, hasta que finalmente mi amiga terminó casándose con él, y ahora son muy felices.


Sin embargo, y pese a que esta historia tiene un final feliz, creo que el perseverante debe saber hasta cuándo luchar, porque se puede caer en una conducta muy poco sana.


El amor telesérico


Son esos amores sufridos, torturados, esos que tienen que pasar las de Quico y Caco para poder seguir en el tiempo. Son esas historias a lo Romeo y Julieta, donde las familias no se pueden ver, o donde uno es casado, o donde simplemente, pasan demasiadas cosas malas que cualquier ser humano no podría soportar. El hijo perdido, la mamá enferma, la muerte de alguien y la herencia de una fortuna son algunos ejemplos de las pruebas que deben pasar algunas parejas para ser felices. Y ojo, que hay bastantes ejemplos.


Estos eran dos mejores amigos, de esos amigos de la infancia. Uno era casado, y tenía una hija pequeña. El otro pololeaba hace años con una muy buena mujer, y siempre salían los 4 juntos. Sin embargo, el amigo que era casado comenzó a sentirse mal, y le diagnosticaron cáncer. Al par de meses murió, dejando a su mujer y a su hijita. El amigo, mientras tanto, terminó con su eterna polola, y un tiempo después, él y la viuda comenzaron a darse cuenta de que se amaban. Fue difícil, aceptarlo ellos en un principio y después tener que enfrentar todos los comentarios familiares y de todos aquellos que se sentían con autoridad para juzgar. Sin embargo, se casaron y ahora son muy muy felices juntos, y tuvieron 2 hijas más...como para un guión de Don Amor...



Impulsivo, romántico, tierno, como sea, todos merecemos vivir al menos una historia de amor en nuestra vida. Por lo menos a mí, me alcanzó cuando menos me lo esperaba, aunque suene super clisé de mi parte y aunque haya renegado tantas veces del famoso día del amor (ver blog). Pero así es no más. Cuando uno está más volada, cuando uno está a punto de tirar la toalla, puede aparecer alguien hermoso y robarte el corazón. Y ese robo puede convertirse en lo mejor del mundo.


¿No se nota que estoy enamorada?

1 comment:

cota said...

Amiga que felíz estoy por ti y por mi que al fin esos rechonchos de poto pelado nos dieran con la flechita directo al ecntro del corazón... en un día medio color rosa...ja como la canción de Chayanne "tu amor me dió en el centro de mi corazoooon el blanco más perfecto"... gracias por incluirme en tus lineas...soy feliz amiguita tomada de la mano de mi amorcito caminando por la única calle de este pueblo ja ja y además de feliz enamorada que mejor...TE QUIERO