Monday, January 03, 2005

Año nuevo, vida nueva

Ya comenzó el 2005. ¿Alguna novedad, dirán ustedes, empezando el año donde cumpliré nada más ni nada menos que un cuarto de siglo? La respuesta es sí. Muchas y variadas cosas han ocurrido este final de año que todavía me tienen con fuertes sentimientos encontrados. Uno de ellos es la tristeza. Este fin de año estuvo marcado por un sacudón de la madre Tierra que nos demuestra lo fuerte y dura que puede ser su reacción cuando se enoja. Miles y miles de personas muertas o desaparecidas, entre ellas una chilena que pasaba el mejor momento de su vida en la luna de miel junto a su marido. Otros miles de personas sin casa, desprotegidos, con sus familias perdidas y sin una gota de agua pura para tomar. La única conclusión a la que uno puede llegar con cosas como esta y el desastre de la disco en Buenos Aires, si es que se puede sacar algo en limpio, es que la vida es, además de corta, demasiado frágil para desaprovecharla en sufrimientos y complicaciones gratuitas, o de ganar y ganar plata para comprar y tener cada vez más. O sea, ¿a qué otra cosa se puede llegar, sabiendo que miles de familias o parejas pasaron de estar en unas vacaciones soñadas o una noche de baile a un infierno desastroso? Yo creo que esta, más que cualquier otra, ha sido la lección más importante del 2004.
En otros frentes, ya más personales, el último mes del 2004 me trajo en un solo paquete un regalito que jamás esperé. Luego de pasar por tantos hombres lunáticos y peripecias amorosas que se relatan en estas páginas, llegó a mi vida, de golpe y porrazo, un hombre excepcional, cuando ya había agotado casi todos los cartuchos. Justamente después del episodio de Antonio, mi jefa, siguiendo con la campaña – pseudo Teletón desesperada de “Buscándole una pareja a la Pancha”, concertó una nueva cita a ciegas con un desconocido de nombre impronunciable en este blog.
La verdad es que mis experiencias anteriores de “Blind Date” me impelían a rechazar de plano esta posibilidad. Bastante había tenido ya con el hombre freaky y Antonino el pendejito para continuar con estas siempre riesgosas aventuras. Sin embargo, y como ya habrán adivinado, acepté sólo para no decir después ¿Por qué no fui?
En fin, el individuo este resultó ser de lo más encantador. Periodista, cinéfilo de corazón, amante de la noche, de la buena mesa y los buenos vinos, bueno hasta la médula y atento hasta decir basta. Demasiado bueno para ser verdad, dirán ustedes, pero es eso con lo que me encontré frente a frente ese día. Por supuesto, con lo complicadas que somos las mujeres, sumado a todas las experiencias anteriores y a mi decisión de estar sola por un buen tiempo, comprenderían que las cosas no anduvieron como miel sobre hojuelas desde un principio. Con la honestidad que siempre me ha caracterizado en las lides amorosas, le dije a este hombre en al menos dos ocasiones que sólo quería ser su amiga, y nada más. Sin embargo, cual mono porfiado, volvía a invitarme a salir, me mandaba rosas a mi casa (debo decir que este gesto me conmovió hasta el alma, pues era primera vez que alguien me regalaba flores, sin contar una vez que mi ex me regaló una rosa que alguien había dejado botada en la calle, jajaja), y al final, sin yo proponérmelo, comencé a mirarlo con otros ojos, a querer que estuviera más tiempo junto a mí, y a extrañarlo mucho más de lo que yo misma creía, hasta que finalmente asumí que lo que sentía era algo más que amistad.
Ahora, analizando la situación retrospectivamente, creo que muchas veces pedí un hombre cómo él, incluso en este mismo blog. O sea, un hombre que se la jugara por mí, que no tuviera miedo al compromiso, que me quisiera con el alma, etc, etc. Sin embargo, cuando apareció frente a mis ojos, tal cual como lo había pedido, me sentí muerta de miedo, temblando como una hoja frente a este hombre, con la certeza de que si decía que sí, tal vez no habría vuelta atrás, y con un miedo horrible de herir sus sentimientos.
Menos mal que lo superé, porque de haberme quedado en mis trece, habría perdido el mejor hombre que se me ha cruzado en mi camino, el que ahora me tiene escribiendo estas líneas, feliz por comenzar este nuevo año a su lado, y teniendo la sensación de que por fin, encontré algo mejor a la vuelta de la esquina. ¡Bienvenido 2005!

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