Monday, January 03, 2005

Despedida de soltera

Nooo, no se imaginen por el título que las cosas han ido tan rápido entre Apu y yo. No hablo de mi despedida de soltera, sino de la primera amiga de colegio más cercana que contrajo el sagrado vínculo del matrimonio. Hablo de la primera compañera más cercana porque otras ya se han casado. Una, justo al salir del colegio. Se veía venir, puesto que en diciembre de 1997, cuando salimos de las monjas, esta mujer ya tenía el diseño del vestido de novia en la cartera, y sin saberlo nosotras, luego vendría al mundo su primer hijo. Esa fue la primera despedida de soltera de una compañera de curso, donde alguien (no me acuerdo quien), llevó la primera (y última) película porno que he visto en la vida, la cual fue puesta en medio de las caras de asco e incredulidad de las asistentes al evento. En fin, el punto es que ninguna de las que se casaron antes me invitaron a su matrimonio, por lo que no se cuenta.
Esta vez, y luego de alrededor de un año de vivir con su pololo, la Pepa avisa de golpe y porrazo que se va a casar. Entiéndanme, no es que haya llamado un mes antes avisando a sus amigas, sino que esta individua llamó el miércoles para avisarle a su propia madre que preparara el viaje porque se casaba el jueves de la otra semana. Por supuesto que el hecho causó estragos en la hermana de la novia, quien se sintió absolutamente pasada a llevar por el poco tiempo de anticipación con que le llegaba el aviso de matrimonio; la madre, por otro lado, espera la próxima llamada de su hija para conocer a los nietos, y a las amigas como nosotras no nos quedó más remedio que asumir que, dentro de todo, nos enteramos con el tiempo suficiente (4 días) para organizar la nunca bien ponderada despedida a la soltería.
El día D, a la mejor amiga de la novia le tocó pasearla por medio Santiago, esperando que no sospechara nada, y echándome maldiciones en secreto porque a mí, la muy viva, se me ocurrió invitar a la novia a su propia despedida de soltera…Perdón, pero no tenía idea que estas cosas se hacían en el silencio absoluto y sin la venia de la novia…En fin, de todas maneras se suponía que no sabía, así que todo debía hacerse en el más estricto secreto. Después de un par de compras picaronas, nos juntamos en el depto de una amiga, preparadas para recibir a la Pepa, la cual quedó fascinada con la sorpresa. Yo sé que ustedes esperan con lujo de detalles los pormenores de lo que ocurrió después, pero lamento decirles que lo que ocurre en una despedida de soltera queda en el secreto de sumario. Sólo debo decir (para tranquilizar al novio, si es que lee estas líneas alguna vez) que todo fue bastante inocente, sobre todo porque fue organizado por niñas de colegio de monjas…
Por lo mismo, pasaremos al magno evento del matrimonio civil. Cuando le pregunté a la Pepa dónde demonios quedaba su casa, me dice “a la bajadita de la pirámide”, o más bien le dice a Apu, quien en esos momentos estaba tomando el recado para que yo pudiera anotar la dirección. Resumo; horas y horas metidos en un taco infernal, con un calor enorme adentro del taxi para llegar a una casa que literalmente queda a la punta del cerro. Mejor lo hace en San Vicente, porque hubiésemos llegado antes. Obviamente, con ese mal entendido, apenitas alcanzamos a saludar a la novia (tranquila dentro de todo) y al novio (estaba más nervioso que perro en bote), cuando aparece la oficial del registro civil, una señora embarazada con el riego permanente de tener la guagua ahí mismo.
Sólo bastó que hiciera callar a todos porque empezaba la solemne ceremonia, para que a mí me diera un ataque de risa. Y es que he de decir que a mí, junto con el nerviosismo, me baja la risa incontenible en los lugares más solemnes, como es el caso de los funerales, matrimonios y misas, por ejemplo. Además, esta vez conspiró la voz de la oficial del registro civil, una señora demasiado divertida. ¿Se han dado cuenta de esas personas que por darle un tono de seriedad al cuento, usan las palabras más floridas que encuentran, haciendo muy complicado el lenguaje? Ella, en vez de preguntar ¿Jura? Decía ¿Jura usted? En vez de hombre decía “varón”, y esas cosas, además de hablar más lento que de costumbre para que las cosas fueran más serias.
Maaaal, porque entonces ahí figuraba yo, con la cara enterrada en el pecho de Apu con tal de que no se escuchara mi risa, mientras los abuelos de la novia y del novio me miraban con cara de odio. Sin embargo, después me contuve, en el minuto en que ya se pasaba a la parte más emocionante, del “los declaro marido y mujer”, que en este caso debió haber sido “varón y varona”, dado el lenguaje de la susodicha.
De todas maneras, y pese a estos impasses, el matrimonio resultó de lo más emocionante. Al concluir la ceremonia, lloraban las hermanas y los abuelos de la novia, se repartieron abrazos de felicidad y alegría y comenzó a repartirse champaña. “Se acabó el concubinato”, fue el comentario de la novia, quien ya se está preparando para lo que será el matrimonio por la Iglesia. Espero que ahí nos avise con un poco más de tiempo, para pensar en bajar de peso para que entre el único vestido de fiesta que tengo en el clóset.
Lo único que terminaré por decir es que les deseo toda la felicidad del mundo a la familia Morales-Blanco.

No comments: