Monday, January 03, 2005

Ser v/s Tener

No les había contado, pero la noche de año nuevo fui a comer con la familia de mi new boyfriend, después de que él me pidiera que me quedara a celebrar el inicio del nuevo año en su compañía. La verdad, el tema de mi familia no me complicaba mucho, ya que mi papá se acuesta a las nueve de la noche aunque llueva, truene, sea navidad o año nuevo, y donde mi mamá el negocio permanece abierto hasta aproximadamente las once y media de la noche, por lo que generalmente las doce nos pillaba de esta manera: a mi tío, dentro de la ducha, preparándose para salir a bailar; a mi mamá, sacando uvas de la parra y cocinando lentejas muy apurada para comer los doce granos y las tres cucharadas de lentejas para la prosperidad, y a mí, camino al negocio para buscar una cassata de helado de piña para acompañar la champaña. Así que después de llegar a un acuerdo con mis padres, llegar el sábado para celebrar con ellos, tomé la decisión de conocer a los pseudo suegros ese día.
Debo confesar que estaba un poco nerviosa, pese a que en ocasiones parecidas en mi pasado, los padres de mis pololos han sido de lo más amorosos conmigo. Sin embargo, esta vez era un poco diferente, pues se conjugaban una serie de factores que atentaban en mi contra. Uno, los papás de mi new love son de otro país, bastante lejano de Chilito. Una cultura oriental donde aún se concertan los matrimonios y donde se pueden comprar mujeres por una cantidad indeterminada de vacas u otros animales. No se asusten ni teman por mi vida, porque el sujeto en cuestión está totalmente occidentalizado, después de vivir casi toda su vida en este extremo del mundo. Eso sí, yo sabía que el mayor deseo de su madre era que su hijo se case algún día con una mujer de su propia cultura, para poder seguir con la tradición. Además, justamente por estas fechas a este hombre se le ocurrió abandonar la casa de sus papás (cosa ya decidida cuando lo conocí), por lo que el ambiente podía estar un poco denso.
Y bueno, yo de oriental no tengo nada, así que frente a la alternativa de ponerme un pañuelo en la cabeza y fingir pertenecer a una alta casta de su sociedad, decidí ser yo misma, vestida con una recatada polera blanca, pantalones negros y una botella de vino blanco en la mano. Pensé en llevar otra cosa, no fuera a ser que los suegros pensaran que soy buena para el trago u otras cosas, pero finalmente, todo estuvo bien. Conversamos de la vida, de dónde estudié, de mi familia, de su hija y hermana de mi pololo que tuvo su primera guagua en Panamá, y también un poco de la cultura oriental y occidental. Finalmente, creo que las cosas no anduvieron tan mal, sobre todo después de la despedida de la suegra. Dijo: “Siempre serás bienvenida en esta casa”. Supongo que quiere decir que todo estuvo ok.
(Antes de proseguir con este post, he de decir que después de una prolongada discusión con el susodicho, y dada mi pereza de poner a cada rato mi pololo, el innombrable o cosas parecidas, he decidido llamarlo Apu para efectos de este blog).
Bueno, conversando con el papá de Apu (me suena divertido), hablamos de las mayores diferencias entre oriente y occidente. Obvio que entre mi nerviosismo de ser inspeccionada no me acuerdo mucho, pero una de las cosas de las que me acuerdo, y que me quedó grabada para comentarlo en el blog, es que dijo: “En occidente se pone énfasis en el tener, tener y tener, mientras que en oriente se enfatiza el ser”.
Luego de darle un par de vueltas, me he dado cuenta de que este caballero tiene bastante razón. No sé tanto respecto de oriente, pero sí respecto del pensamiento occidental.
En el fondo, todo se basa en el tener. Lamentablemente, he conocido personas que todo lo miden con la vara de la plata. Todos valen de acuerdo a lo que tienen y no a lo que son. Por ejemplo, conozco a un médico que le ha ido bastante bien en la vida, pero que en vez de disfrutar de su prosperidad, sólo es feliz si tiene un mejor auto que su vecino, si tiene una casa en los sectores más altos de Santiago, y que siempre pregunta por el poder adquisitivo de los demás. De ahí para abajo clasifica. Y así lo veo en amigas, quienes buscan un hombre rico; lo veo en muchas familias, que gastan mucho más de lo que tienen para aparentar tener un mayor estándar de vida; lo veo en los niños, quienes buscan su felicidad en las cosas materiales.
No es que yo esté tan apartada de esto, como occidental que soy, pero creo que nunca ha sido un tema prioritario. No me veo con un hombre que tenga una vida sustancialmente distinta a la mía, que no podamos conversar de tú a tú en el plano intelectual, por ejemplo. Obviamente, busco a alguien con ambiciones, que sepa lo que quiere y luche por conseguirlo. Pero sé, realmente, que las personas valen por lo que son, y no por lo que tienen.
Wow, me fui heavy en la profunda…a la otra me resarciré.

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