Friday, August 04, 2006

Bridget Jones

El otro día vi Bridget Jones II, y qué pena lo identificada que me sentí. Obviamente, no por tener un novio amoroso, ni por tener a dos hombres extremadamente guapos persiguiéndome, sino por esas embarazosas situaciones típicas de “Bridget”, que han caracterizado mi vida amorosa.
Episodios lamentables, ridículos y dignos de una película, que vistos en retrospectiva me hacen reír tanto a mí como a mis amigos, pero estando en el momento mismo han sido un verdadero desastre.
El otro día, Zapatillas de Clavo apareció por mi casa después de un carrete, cuando ya todos los demás invitados se habían ido. Llegó tipo 3 de la mañana, completamente solo (la única vez que programamos una pseudo cita, llegó con un amigo, y la vez anterior, cuando salimos con un grupo de amigos me dio algo que podría llamarse un beso justo antes de salir despavorido cómo un niño al que descubren robando dulces: he ahí el sobrenombre), y yo dije: esta es la mía!
Claro que estratégicamente lo hice todo mal, como me hizo ver Rodrigo al día siguiente, porque en vez de guiarlo estratégicamente al sofá, nos sentamos en la mesa del comedor, como a 8000 metros de distancia. Aún así, no tuve problemas para hacer el ridículo de la peor forma posible: en un momento de descuido, mezclado con nerviosismo, le di vuelta todo el vaso de coca cola en los pantalones..........Oh my God! Fue lo primero que se me vino a la cabeza. Obviamente, me deshice en disculpas, le pasé rollos y rollos de toalla nova para que se secara, pero definitivamente ya no había nada que hacer, salvo irse a su casa so riesgo de atrapar una pulmonía fulminante. Una vez más Zapatillas de Clavo me dejaba sola en mi hogar, pero esta vez por mi pura y santa torpeza.
Esto me hace recordar una espectacular cita a ciegas del año pasado, cuando conocí a Felipe. Estábamos en medio de una entretenida conversación, cuando obviamente en uno de mis tantos aspavientos (si yo me debiera amarrar las manos cuando salgo con alguien), di vuelta el pisco sour en la mesa del Liguria. Gracias a Dios, no estaba lleno, así que no alcanzó a damnificar al individuo...
Menos mal que, dentro de todo, las cosas que me pasan no son irremediables. Se me viene a la mente una escena totalmente digna de Bridget Jones, que le pasó a una amiga que llevaba muy poco tiempo pololeando. Andrés, su pololo, la llamó un día sábado en la mañana para contarle que había amanecido terriblemente resfriado, y que se iba a quedar en cama todo el día. Mi amiga, con alma de mártir, justo tenía en el refrigerador una cazuela de pollo que le habían dado sus papás, así que ni corta ni perezosa, la tomó para llevársela al enfermo, porque el “pobrecito” vivía solo y no tenía quién le hiciera de comer. Cuando llegó al departamento del pololo, lo encontró nada más ni nada menos que con la ex señora, casi en pelota y obviamente, más sano que una lechuga. Mi pobre amiguita no supo de cazuela, de pololo ni de nada, se dio la media vuelta y salió corriendo a la calle........¿No les suena muuuuuy Bridget?
Pero en fin, yo creo que todas las mujeres en algún momento nos hemos sentido gordas, feas, deprimentes; a todas alguna vez nos han roto el corazón y lo hemos tenido que recomponer en pedacitos; y definitivamente, todas seguimos apostando todo al siguiente de la lista. En algún momento, a balanza debe inclinarse por las Bridget Jones del mundo, si es que realmente existe la justicia divina. .

2 comments:

cota said...

mentira.... existe Bridget Jones II??????? y yo todavía no me repongo del caos que significó verme reflejada en esa heroína del séptimo arte.... en fin... será po!

cota said...

amiga aún no repuesta he ido de a poco...por ahora tengo el soundtrack...voy de a poco o terminaré llorando a mares un beso!