Tuesday, November 16, 2004

Superada por la vida

Ya es fin de año. Antes parece que la vida era más lenta, o las cosas funcionaban de otro modo. Casi me fui de espaldas el otro día, cuando fui al mall a comprar miles de cosas que tenía pendientes y me encuentro nada más ni nada menos que con el viejo pascuero sentado en su sillón ¡¡¡La primera semana de noviembre!!! Para que hablar de la ropa de temporada, porque mientras uno todavía anda con botas con chiporro, gorro de lana y paraguas, ya las tiendas presentan el famoso avance de primavera verano, que si tiene alguna utilidad en la vida es para que te des cuenta de que todo lo que compraste el verano anterior ya está tan pasado de moda, que si te lo pones harás el soberano ridículo, o que ya estás un año más vieja y debes asumirlo como parte de la vida.
Yo, para variar, ando con síndrome de fin de año, o “superada por la vida”, con el cerro de cosas que me quedan por hacer antes de navidad. De verdad, si se pudiera aún escribir una carta al viejo pascuero, le pediría que por favor hiciera magia para alargar las horas de cada día, o me hiciera a mí mucho más veloz para hacer las cosas.
Y claro, junto con el síndrome (que significa despertarme a medianoche pensando en las cosas que no hice durante el día, o con el fantasma de pruebas o trabajos que me impiden respirar), viene también la consabida pregunta que me hago todos los años al llegar diciembre ¿Quién %&@# me manda a meterme en tanta cosa? Trabajo de tiempo completo, clases de magíster, clases de inglés y algunos pitutos por aquí y por allá completan mi aterrador panorama de fin de año, por lo tanto, cuando llega navidad, fecha en que por lo general ya he terminado todo lo que tengo que terminar, me hago el firme propósito de no meterme en tanta cosa, y dedicarme alguna vez en la vida a disfrutar de más tiempo libre…
Pero claro, como buena ariana inquieta e hiperkinética, ahí voy de nuevo, llenándome de cosas y haciéndome colapsar nuevamente. Obviamente, todas las cosas que hago me gustan (si no no haría nada), y creo que de algo me va a servir en la vida. Pero a veces, me dan unas ganas enormes de tirar la esponja y mandar todo a la punta del cerro por un ratito; llegar a mi casa, tirarme en la cama y sólo pensar en leerme un buen libro, conversar con una amiga, o simplemente mirar el techo de mi casa.
Entonces, siendo mediados de noviembre del 2004, digo con todas las letras: este otro año sí que dedicaré más tiempo a disfrutar de mí misma, de mi familia y de las personas que quiero. Claro que cuando no esté trabajando, ni haciendo la tesis, etc, etc…jajajaa

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